El área que hoy día es el balneario de Boquerón era originalmente una finca privada. En 1962, la finca fue expropiada por el Gobierno como parte de un proyecto nacional de fomento recreativo administrado por el gobernador Luis Muñoz Marín. En los años siguientes, se construyó un edificio central de dos pisos con cafetería, enfermería, guardarropas, vestidores y baños. Adicionalmente se construyeron las villas y cabañas con el fin de establecer un centro vacacional para familias de otros pueblos cercanos. Hoy día,
personas de toda la isla vienen a Cabo Rojo para disfrutar de esta hermosa playa.